Brutal crítica de Pilar Eyre a los Reyes en el Funeral del Papa: no ha sentado bien

Su análisis, directo y claro, nos acerca a lo ocurrido en el funeral del Papa Francisco. Conocedora de los entresijos de la Familia Real y su relación con el Vaticano, Eyre nos brinda una visión privilegiada.

Lo que más llamó la atención en ese acto fue la actitud de los reyes de España. Felipe y Letizia estaban en sus sitios. Ellos encabezaban la delegación española. A su lado, otros miembros del Gobierno: ministros y líderes políticos. Pero una figura destacaba por su ausencia. Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno no acudió. Eso sorprendió a muchos periodistas en Roma. También lo comentaron en directo Ana Rosa Quintana y Máximo Huerta. Todos se preguntaban por qué Sánchez no estaba allí.

Pilar Eyre quiso analizar estos detalles

Comentó que la reina Letizia iba muy elegante. Vestía de negro, de manera sobria. Por suerte, sin peineta. La mantilla cubría su cabeza. Recordó que antes, en otros tiempos, todas las mujeres llevaban mantilla a misa. La presencia de la Reina en el funeral fue discreta, pero elegante.

Otro aspecto que resaltó fue la cobertura televisiva. La cadena italiana RAI controlaba la retransmisión. La televisión prefería mostrar a otros mandatarios, como Donald Trump y su esposa Melania. Los reyes españoles estaban sentados cerca del presidente estadounidense y su mujer. Pero no eran el centro de atención. La cadena italiana decidió enfocar principalmente a Trump. La señal que compartieron con todos los medios del mundo fue esa.

Eyre consideró esto una primera polémica. ¿Saber si Sánchez asistió o no? En realidad, no es algo nuevo. Es una tradición protocolaria. Cuando un rey viaja a un acto oficial como un funeral, suele ir acompañado de un ministro. El presidente del Gobierno no siempre asiste. Es una práctica habitual en muchos países. Desde Felipe González tras el 23F, esa norma se mantiene. Por eso, la ausencia de Sánchez no debe interpretarse como un rechazo.

También habló de la presencia de Melania Trump. La primera dama de Estados Unidos llamó mucho la atención. No interactuaba con nadie. Era como una Cariátide griega: muy hermosa, pero inexpresiva. La retransmisión de la ceremonia se centró en ella. Las cámaras de RAI apenas apartaban la vista de Trump. La presencia de los Trump dominó la cobertura visual.