La Real se quejó del arbitraje, pero el que acabó indignado fue el Real Madrid

El partido de anoche en el Santiago Bernabéu hizo honor a la Copa del Rey. El Real Madrid y la Real Sociedad honraron la competición ofreciendo 8 goles. Un encuentro en el que cada equipo tuvo sus fases de dominio. Y que se decidió por el gol que traían los blancos de la ida.

Sin embargo, con el Real Madrid de por medio, parece que todo el mundo saca la carta del arbitraje. El otro día fue Simeone en el euroderbi, el Leganés en Liga  y anoche Imanol Alguacil. El técnico de la Real se quejó en rueda de prensa, y comparó el partido con el sufrido ante el Manchester. “Nos han eliminado de Copa como nos eliminaron de Europa League. Seguramente teniendo ayudas en un apartado que lo que pedimos es que todo sea neutro. El Real Madrid no necesita este tipo de ayudas porque es un grande y lo ha demostrado siempre en toda su historia”.

Es el Real Madrid quien acabó indignado con el arbitraje

No obstante, realizando un análisis ya en frío, lo cierto es que puede decirse que fue el Real Madrid quien salió perjudicado. La primera queja txuri-urdin es la de un posible penalti de Vinicius a Kubo. El japonés nota el contacto del brasileño y se deja caer, justo delante del colegiado.

La siguiente polémica es el claro manotazo de Remiro a Jude Bellingham cuando intentaba rematar de cabeza. No se trata de una jugada residual, y el balón está todavía en juego cuando se produce el impacto en la cara del inglés. Penalti no señalado ni por el colegiado de campo ni por el VAR.

De nuevo los de San Sebastián se quejan del 3 a 3 de los blancos. En concreto de  un posible fuera de juego por interferencia de Mbappé en el inicio de la jugada. El problema es que  a pesar de que sí que parece fuera de juego, la jugada no acaba en gol, sino en córner. El VAR hubiese anulado la jugada si hubiera acabado en gol madridista. No fue el caso.  El córner posterior acabó en gol de Tchouaméni, pero ya es una jugada distinta.

Por último, y ya en la prórroga, con el Real Madrid volcado, Vinicius sufrió una dura entrada de Olasagasti. Entrada violenta sin ánimo de jugar el balón y a la altura de la rodilla del delantero blanco.  El colegiado la saldó con tarjeta amarilla, pero el color de la misma bien que podría haber sido rojo.

Vistas las polémicas, Imanol no parece llevar tanta razón como se desprendía de sus palabras.