Sofía Suescun, destrozada, llorando, habla de su madre: 'amenaza con quitarse la vida'
La 'reina de los realities' apareció en 'De Viernes' con gesto serio y la voz quebrada para hablar de su madre
Con la voz quebrada, la cabeza baja y apenas fuerzas para hablar, Sofía Suescun mostró una faceta completamente diferente a la que el público está acostumbrado a ver. La siempre sonriente y afilada reina de los realities se mostró profundamente afectada durante su aparición en el programa 'De Viernes', donde relató el drama familiar que atraviesa desde que su madre, Maite Galdeano, anunciara que su hija la había echado de casa. Este suceso ha sacado a la luz años de insultos y presión por parte de Maite, quien, según Sofía, siempre la exigió ser la mejor en todo, llegando a considerar cualquier fracaso como inaceptable.
Sofía ya había revelado en entrevistas anteriores que la tensión entre ambas viene de muchos años atrás: "Desde que era una niña. Me trataba como si fuera de su propiedad, como una muñeca. Sus celos enfermizos han destruido amistades, relaciones y me han arruinado la vida en muchas ocasiones. Llegó a quitarme las ganas de vivir". Durante su conversación en el plató con Bea Archidona y Santi Acosta, Sofía confesó que el pasado 4 de agosto marcó un antes y un después en su vida: "Ese día lo recordaré como el peor de mi vida. Volvía de mi aislamiento tras *Supervivientes* y estaba retomando mi rutina diaria en el gimnasio. De repente, mi madre entra y empieza a criticarme, a decirme que lo había hecho mal, que no debería haber vuelto a la televisión... Su tono despectivo no era nuevo, pero en ese momento me miré al espejo y pensé: 'Se acabó, no puedo soportarlo más'. Algo hizo 'click' en mi cerebro", relató Sofía.
La situación se desbordó cuando Sofía sufrió un ataque de ansiedad y llamó a su pareja, Kiko. Según cuenta, su madre comenzó a insultarlo, lo que elevó la tensión a un punto insoportable. Sofía decidió abandonar la casa por temor a que ocurriera algo grave y se refugió en casa de su hermano, pidiéndole que hablara con su madre para que se fuera del chalé y le diera un respiro. "Mi hermano se asustó al verme llegar en ese estado. Cuando mi madre lo llamó exigiendo que volviera, tuvimos que engañarla, diciéndole que me iba a separar de Kiko, a quien considera su enemigo. Al día siguiente, ella recogió sus cosas y se fue".
Sofía Suescun, en su peor momento
Después de que su madre se marchara, Sofía la bloqueó en su teléfono. En respuesta, Maite lo contó todo en redes sociales: "No podía creerlo, sabía que se venía un problema. Me he visto obligada a explicar lo que está pasando, se han dicho muchas mentiras y quiero que se me escuche. Lo único que pido es libertad, vivir sin esa presión constante. Mi madre siempre ha querido que opine y actúe como ella dice, si no, soy una mala hija. Y me exige estar siempre con ella, bajo la amenaza de que si no lo hago, se quitará la vida", confesó Sofía. "He vivido situaciones de auténtico pánico. A ella no le importan mis sentimientos ni mis opiniones. Su único objetivo es hacer daño, y lo ha conseguido".
Maite regresó a la casa e intentó entrar de manera violenta: "Llegó en un estado de nervios extremo, lanzando graves amenazas. Intentó saltar la valla e ingresar en la casa, ignorando por completo mis deseos y necesidades, una total falta de respeto. Sonó la alarma, vino la policía... ¡Qué vergüenza! Me escondí porque mi madre estaba fuera de control y no pude enfrentar la situación. La policía se dio cuenta de que mi madre no estaba bien, actuaba con odio, ira, o no sé qué, y me aconsejaron solicitar una orden de alejamiento. Lo hice, porque tengo miedo".
El grito de auxilio de Sofía es desgarrador: "Necesito respirar, tener mi tiempo y mi espacio. Durante muchos años he normalizado situaciones que debí cortar antes, pero tenía miedo, y eso es evidente ahora". Y agrega: "Mi madre no reconoce lo que está pasando. Aunque siempre le estaré agradecida por traerme al mundo y sacarme adelante, necesito vivir mi vida. Ella no está bien, necesita ayuda y yo no tengo fuerzas. Ahora mismo, lo más saludable es distanciarme y esperar a que ella reconozca sus errores, cosa que nunca ha hecho; siempre busca otros culpables. Es triste decirlo, pero mi madre no me conoce".
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