Las dudas de la mejor amiga de Carmina Ordoñez 20 años después de su fallecimiento
“A mí plin, yo soy Ordóñez Dominguín”, decía Carmen cuando alguien criticaba su modo de vida
Fue Eva Carreño, fiel amiga suya, quien la encontró en posición decúbito supino, en la bañera de su casa y con un golpe en el labio.
Llamó a las autoridades. Este lunes habló en ‘Juntos’ sobre aquel episodio, un descubrimiento que aún le duele y que nunca podrá olvidar.
También sobre un detalle que le llamó la atención del tratamiento del caso. “Lo que también desaparecieron fueron mis declaraciones. Dos declaraciones voluntarias que hice al grupo 5 de homicidios”.
“Yo a la policía les dije que por favor hicieran una copia de mi teléfono móvil con todos los mensajes donde ella me indicaba con quien estaba y con quien no estaba en cada momento mis mensajes y a cada hora” declaró.
"Yo no estaba ahí, pero siento que fue así. Veinte años dándole a la cabeza por todo lo que vi… Es que quien estuviera ahí no la conocía. La persiana subida, la televisión puesta, puerta cerrada con llave… ella no llenaba la bañera, se duchaba"
"Lo tengo clarísimo, pero nadie me ha enseñado cámaras, ojalá me hubieran enseñado cámaras… simplemente viendo mis mensajes y viendo las cámaras se hubiera comprobado quien entraba y salió de esa casa…"
Una confesión que llega una semana después de que Julián Contreras, hijo menor de Carmen, fuera advertido de la existencia de una supuesta grabación en la que un amigo de la fallecida confesaba haber estado junto a ella en sus últimas horas de vida.
"Es un tema muy delicado que lo sabe quién lo tiene que saber y cuando llegue su momento podré aclararlo. Pero sí que existe", aclaró.
Aunque consumía otras sustancias, su verdadera adicción eran las pastillas y podía llegar a consumir entre 25 y 30 al día.
La muerte de su madre marcó un antes y después para la reina de las exclusivas. Ese fue el momento en el que comenzó a beber.
La Divina predijo que no llegaría a cumplir los 50 años y así fue. A los 49 años fue hallada sin vida en la bañera de su casa.
Sus hijos, tras conocer el resultado de la autopsia, decidieron no hacerla pública y, hoy en día, se desconoce qué ocurrió esa noche, si estuvo sola o acompañada y quiénes fueron las últimas personas con las que habló.
Su padre fue uno de los grandes amigos de Orson Welles, al que acompañó en tardes de lidia y cenas en su finca y de quien fue cicerone en la Feria de Abril.
Carmen, que fue una de las mujeres más bellas de España, conoció a Francisco Rivera Paquirri, quien se enamoró perdidamente de su alegría de vivir.
Se casaron el 16 de febrero de 1973 pese a provenir de dos mundos muy distintos. Él, de una familia humilde; ella, educada en el elitista Liceo Francés de Madrid.
Cinco años después de su boda se fueron a vivir a los Remedios, en Sevilla, y en 1979 se separaron, aunque siempre se dijo que Paquirri murió en 1984 aun queriéndola.
Un año antes conoció a su segundo marido Julián Contreras, con el que tuvo a su tercer hijo, Julián. Se mudaron a Marrakech, donde la Divina vivió un verano sin fin junto a amigos como el rey Mohamed VI o el diseñador Yves Saint Laurent.
Nadie quería perderse sus fiestas flamencas y visitaba con frecuencia la piscina de La Mamounia, el mejor hotel de Marruecos.
En 1994 volvió a España y era normal verla en revistas del corazón como en programas de televisión, Carmina era la mujer más bella de la época dorada del papel cuché.
Su amiga Eva Carreñó confesó que todavía conserva su neceser, su perfume e incluso cartas escritas de su puño y letra.
Más noticias: