Este ex concursante de Gran Hermano, a punto de morir con su familia por la DANA
Fue como una especie de tornado, el agua rebotaba de una pared a otra
Arturo Requejo, se hizo famoso por su participación en ‘Gran Hermano 2011’, tal y como cuenta: "Yo he estado en todo el salseo, pero ya no salgo en la tele. Era todo un asco"
No te podías fiar de nadie. Aquí en Letur la gente es más pura y más real"Y precisamente en Letur, es donde han pasado, él, su mujer y su bebe, unos momentos que difícilmente olvidaran.
Su mujer Tamara Vera, y su cuarto hijo, un bebe de 22 meses llamado Sua, quedaron atrapados en su restaurante Aloha.
Tamara, vio llegar la riada, cogió a su bebe, mientras el agua iba inundando el bar. Llamó a Arturo que estaba en casa. Tenía lumbago y no había ido al bar.
"Cada vez estaba más nervioso, pero cuando salí de casa no me imaginaba la que había montada. Todo era frustración y nervios porque quería acceder a la parte baja del pueblo donde estaba mi mujer y mi hijo, pero no podía", declaró.
Lo que mejor define el estado de Arturo, es, “acojonado”. Fue como una especie de tornado, el agua rebotaba de una pared a otra. Como en una película de desastres.
Su mujer llamó muchas veces al helicóptero. Si no llega a ser por una caseta que tenían delante del bar, se lleva a mi mujer y a todos los que estaban allí por delante.
"Quería acceder a la parte baja del pueblo donde estaba mi mujer y mi hijo, pero no podía"
Critican la falta de previsión ante la DANA que se avecinaba. "Todas estas cosas se pueden prever. Había que haber desalojado a la gente que vive en plena rambla, en el cauce del río”
“Si un helicóptero de rescate hubiese llegado a tiempo, se habría podido salvar el matrimonio que sigue desaparecido. Los equipos de rescate llegaron tarde", afirman indignados.
Requejo está dispuesto a “buscar responsables, porque los hay”. Según cuenta han muerto mucha gente que todavía no los han encontrado y a estas alturas, no pinta bien.
Tanto ella como su marido reprochan las interminables preguntas del 112 cuando llamaban acongojados para pedir auxilio y les solicitaban todo tipo de datos.
Finalmente, su historia tuvo un final feliz y pudo reencontrarse con su pareja y su hijo.
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