Revolución en los colegios, el movimiento que quiere cambiar los horarios establecidos
Una medida que ha creado cierto malestar entre las familias y el profesorado
Las autoridades educativas en España, dentro de un movimiento que está generando un intenso debate a nivel nacional, están considerando un cambio drástico en los horarios escolares que podría tener un impacto profundo en la vida diaria de millones de familias.
El nuevo modelo, que está respaldado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), busca combatir el creciente problema del abandono escolar, un grave problema para el sistema educativo del país. La propuesta de la OCDE busca así, un enfoque más inclusivo y equitativo para todos los alumnos.
El informe de la OCDE titulado ‘Propuestas para un plan de acción para reducir el absentismo escolar temprano en España’, con base en un exhaustivo análisis de los patrones de absentismo y abandono en las aulas españolas, plantea como propuesta la eliminación del horario intensivo, principalmente de mañanas, que actualmente rige en la mayoría de los colegios.
Al parecer este horario podría estar contribuyendo al abandono escolar, ya que obliga a muchas familias a buscar soluciones extraescolares para cubrir las horas de la tarde, lo que supone un coste adicional que no todas pueden asumir.
Según el informe de la OCDE, "Muchos centros funcionan con un horario intensivo centrado en las mañanas, lo que obliga a los padres a pagar por las clases extraescolares", señala el documento. Esta situación, según la OCDE, podría estar exacerbando las desigualdades existentes, al dejar a los alumnos desfavorecidos en una situación de desventaja educativa.
Horarios más flexibles mañana y tarde
Según la OCDE, España debería considerar la adopción de sistemas más flexibles, similares a los de que ya hay en países como Dinamarca y Portugal. En estos países, los horarios escolares se han adaptado para ofrecer jornadas completas, extendiendo las horas de aprendizaje a lo largo del día. Este modelo no solo podría reducir el absentismo, sino que también podría contribuir a mejorar los resultados educativos, al proporcionar un entorno más estable y continuo para el aprendizaje.
Las familias ya han mostrado su preocupación, ya que para algunas, especialmente aquellas con un solo progenitor o en las que ambos padres trabajan, el actual horario intensivo es más manejable, y temen que un cambio hacia una jornada partida pueda complicar la organización diaria y aumentar los costes asociados al cuidado infantil.
Por otro lado, esta medida requeriría una inversión significativa en infraestructuras escolares, como la mejora de los comedores y otros servicios complementarios, así como una revisión de las condiciones laborales y salariales del personal educativo, que tendría que adaptarse a las nuevas exigencias horarias.
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