Cuatro años de cárcel para el padre de Yeremi Vargas por abusar de la hija de su ex

Ha condenado a cuatro años de cárcel a Juan Francisco Vargas, de 40 años. Es el padre de Yéremi Vargas, el niño desaparecido en Vecindario, Gran Canaria. La sentencia también establece otras medidas importantes.

El motivo de la condena es un delito de abuso sexual. Este ocurrió en 2020 en la isla de Fuerteventura. La víctima fue una niña de doce años, hija de una exnovia de Vargas. La niña convivía con él en aquel momento. La sentencia declara probado que el acusado abusó de la menor mientras ella dormía la siesta con su madre y la pareja de Vargas. En un momento, tomó la mano de la niña y le hizo tocar sus genitales. No había violencia ni intimidación. La menor salió de la cama al ver lo que sucedía. Una semana después, contó lo ocurrido a su hermana mayor. Ella, a su vez, avisó a la madre de ambas.

El tribunal considera que estos hechos constituyen un delito de abuso sexual a una menor de 16 años. La ley aplicable en ese momento, del Código Penal de 2015, lo clasifica como un delito de agresión sexual. La reforma legal de 2022 había actualizado la tipificación, pero en este caso, la conducta se encuadra en esa categoría.

Durante el juicio, Vargas intentó defenderse

Alegó que todo era un complot. Acusó a la familia de su expareja de haber planeado la denuncia. Negó haber cometido los hechos que la menor relató. Sin embargo, las psicólogas forenses no encontraron indicios de fabulación en la víctima. La credibilidad de la menor fue respaldada por las expertas. La audiencia consideró que no había motivos para dudar de su relato. La menor fue considerada una testigo creíble y fiable. Su versión fue tomada como válida y plausible.

El acusado también intentó explicar por qué fue denunciado. La sala reconoció que su versión podía ser comprensible, dada su situación emocional. Pero aclaró que esto no afecta la veracidad del testimonio de la víctima. El tribunal resaltó que el delito no solo fue una falta de consentimiento. También se basó en la situación de superioridad del agresor. Vargas aprovechó su ascendencia, confianza y convivencia con la menor para cometer el abuso.

La sentencia impone varias medidas adicionales. Vargas deberá mantenerse alejado de la víctima durante siete años. Además, le ordena pagar una indemnización de 3.000 euros. También pasará cuatro años en libertad vigilada, tras cumplir su condena en prisión. Estas medidas buscan proteger a la menor y asegurar que el agresor no tenga contacto con ella.