Logo dondiario.com
Logo twitter
Logo Facebook
Una mujer joven con cabello rubio sonríe en una foto de fondo azul, mientras que en un recuadro se muestra a una mujer sentada en un escritorio con expresión seria.
ACTUALIDAD

La ex abogada de uno de los asesinos de Sandra Palo 22 años después: ‘era consciente'

La historia criminal en España está llena de casos en los que los responsables parecen haber sentido una cierta impunidad tras cometer sus delitos

Uno de los más trágicos y recordados es el caso de Sandra Palo. Este brutal asesinato ocurrió en Madrid, el 17 de mayo de 2003. Hace ya 22 años. La joven getafense fue víctima de una violencia terrible. El caso generó un gran impacto en la sociedad española.

Sandra tenía 17 años. Ella había sufrido un accidente de tráfico en su adolescencia. Eso le dejó una discapacidad psíquica. A pesar de ello, ella seguía con su vida. Salía con amigos del taller ocupacional. Pasaba horas con ellos. Decidió regresar a casa en autobús. Iba acompañada de un amigo. Pero ese día todo cambió.

Cuatro jóvenes la abordaron en la parada del autobús. Iban en un coche verde. Uno de ellos dijo: “Me quiero liar con esa”. Sin ninguna piedad, la intimidaron con un cuchillo. La obligaron a subir al coche. El amigo de Sandra fue obligado a bajarse. La llevaron a un callejón en Leganés. Allí cometieron lo peor.

Primero, la violaron entre todos. Sandra fue víctima de una agresión sexual brutal. Después, la atropellaron al menos ocho veces. La quemaron con gasolina. La escena fue monstruosa. La policía empezó a investigar. La detención llegó en junio de 2003. Los acusados eran 'El Malaguita', 'Ramón', 'Ramoncín' y 'El Rafita'. Solo uno, Ramón, tenía 18 años. Los otros eran menores de edad.

Un grupo de personas está reunido alrededor de un monumento con flores y una placa conmemorativa en un espacio al aire libre.
Familiares de Sandra Palo | Telecinco

En ese momento, Emilia Zaballos fue contratada como abogada de uno de los menores. Ella recuerda cómo fue ese proceso. Desde el principio, dudó si debía defenderlo. La policía convenció a Ramón de colaborar. Le prometieron ayuda. Él confesó todo. Dijo cómo se cometieron los hechos. Pero, al escuchar su relato, Emilia sintió rechazo. Pensó en abandonar su defensa.

La abogada conoció la historia del joven

Ramón vivía en la Cañada Real. Sus padres le habían abandonado. Vivía con su abuela. Desde pequeño, su vida fue difícil. Comía de la basura. No había recibido educación ni valores. Nadie se preocupó por su situación. Emilia decidió defenderlo. Ella creía que todos tenían derecho a una defensa justa. Pero también era consciente de que su vida mostraba una gran vulnerabilidad.

Ramón, tras cumplir su condena, quedó en libertad. Ocho años en un centro, cinco en libertad vigilada. Emilia no tuvo más contacto con él. Solo supo por la prensa que tuvo problemas y volvió a delinquir. Ella expresa que cree en la reinserción. Pero en casos tan graves, es muy difícil. Especialmente cuando hay delitos sexuales. La justicia busca equilibrar la reeducación con la protección social.

La abogada opina que las penas para los menores deberían ser mayores. Propone bajar la edad penal de 14 a 12 años. Argumenta que la madurez no siempre coincide con la edad legal. Hay jóvenes de 14 o 15 años que saben lo que hacen. Y otros, con más edad, actúan con inmadurez. Ella recuerda que Ramón ya estaba casado a los 15 años. Pero también destaca que la responsabilidad recae en la sociedad. La atención a los menores en riesgo es fundamental.

Zaballos también critica la disparidad en las penas. Los delitos leves tienen penas altas. Los delitos graves, como asesinatos o violaciones, no siempre reciben castigos proporcionales. Ella dice que en delitos de sangre y sexuales, las penas deberían ser mayores, especialmente para menores. Además, señala que el concepto de 'manada' se popularizó tras casos como este. La violencia grupal, la brutalidad, generan daños irreparables.

➡️ Actualidad

Más noticias: