Este felino no podría haber tenido un mejor compañero de vida. Y es que el cachorro es un auténtico terremoto que no duda en jugar con él en todo momento.
A pesar de que popularmente estos dos animales no se lleven nada bien, en esta ocasión ocurre todo lo contrario ya que ha sido amor a primera vista.
El can y el gato no se separan en ningún momento e incluso terminan comiendo a la misma vez y bebiendo agua juntos.
Y aunque con el paso de los años el perrete termina siendo mucho más grande que el felino, esto no supone para nada un obstáculo a la hora de jugar y cuidarse mutuamente.