¿Quién no se ha sentido en más de una ocasión muy molesto por comer demasiado?
Y es que esto es justo lo que le ha pasado al protagonista del vídeo.
El gato se pone las botas y no deja nada en el cuenco, por lo que rápidamente comienza a sentir pesadez.
Para combatirla, el animal decide tumbarse en el suelo boca arriba con las patas estiradas para hacer mejor la digestión y así de paso dormir un poco la siesta.