En muchas ocasiones dar rienda suelta a la imaginación de los más pequeños puede resultar un tanto peligroso, ya que la protagonista del vídeo saca su lado artístico cuando su padre está distraído.
Y aunque en un principio no parecía nada del otro mundo, al final el juego se le va por completo de las manos y termina pintando la cara, las manos y hasta la camiseta del humano.
Mientras, el padre se encuentra ensimismado con el teléfono y el gatete no puede dar crédito a lo que está viendo.
El animal muestra cara de susto nada más que de pensar que en cuanto termine su hermanita con el humano le va a tocar a él pasar por chapa y pintura.