Si hay algo que las mascotas han demostrado hasta la saciedad a sus dueños es que son unas de las compañeras más fieles que se puede tener.
Y este es un claro ejemplo de ello, ya que al ser su humano sordomudo el felino se ha encargado de aprender lenguaje de signos para poder comunicarse con él.
Imposible no emocionarse al ver cómo el gatete se preocupa y cuida en todo momento de la persona y le intenta decir que también quiere probar la comida.
La buena sintonía entre ambos demuestra el gran cariño que los animales pueden llegar a dar y la gran inteligencia que tienen.