Estos dos animales han dado una gran lección de vida a sus dueños.
Y es que las mascotas lejos de tener rifirrafes por sus diferencias en la estatura y la raza, se han hecho mejores amigas desde el primer momento.
Tanto es así, que el loro y el perrete no se separan en ningún momento y juegan como si se conocieran de toda la vida.
Imposible no emocionarse al ver el cariño que ambos se tienen y lo bien que se lo pasan juntos.