Al igual que la visita al médico para muchos humanos es algo que muchas veces se complica, los animales no son menos y cuando tienen que acudir al veterinario se ponen de lo más tensos.
Y es que las mascotas graban a fuego las experiencias anteriores que tienen con el especialista, por lo que volver al mismo sitio no les hace ni pizca de gracia.
En esta ocasión Max acude al centro para que le pongan una vacuna y, aunque se muestra de lo más nervioso al principio, lo cierto es que tiene un comportamiento ejemplar.
El can acata en todo momento las órdenes de su dueño y cuando llega el momento del pinchazo, este lanza un pequeño ladrido mientras recibe el abrazo de su humano.