Una de las cosas que menos les gusta a los felinos, aparte de la visita al veterinario, es el momento de la ducha.
Y es que cuando les cae agua y empiezan a enjabonarlos se les hace un mundo y piensan que están sufriendo algún tipo de tortura.
En este caso, el protagonista es un gatete que hasta se dirige a su dueño y le comienza a hablar para ver si así lo convence.
Mientras le estan aplicando el jabón por todo el cuerpo, el animal con cara de pena le repite hasta la saciedad la palabra "no" para ver si el humano se compadece.