La mayoría de los gatos en algún momento de su vida han aprovechado que sus dueños no están en casa para hacer alguna que otra trastada.
Tanto acercarse a sitios que no deben o deborar papeles y hacerlos añicos, las mascotas no dudan en hacer todo lo que tiene prohibido.
Pero lo peor viene cuando los humanos vuelven a casa y se encuentran el gran destrozo. Ahí es cuando a los felinos les invado un gran sentimiento de culpabilidad.
Mientras algunos intentan escapar, otros prefieren mirar al lado como si no fuera con ellos la cosa para así poder esquivar las riñas de sus dueños.