Nada más observar la vida de este perrete te darás cuenta de que es un gran ejemplo de superación.
Y es que el animal se formó en el vientre de su madre con el hocico doblado, y aunque las probabilidades de que se alimentara por su cuenta y sobreviviera eran muy bajas, este terminó agarrándose a la vida con más fuerza que nunca.
Pero el mayor varapalo que la mascota sufrió fue cuando su hermano murió. El perro entró en un estado de gran tristeza y no hacía nada más que buscar al can por todas partes.
La cuidadora del refugio decidió adoptarlo en su casa, y tras haber recuperado la felicidad, la humana se encuentra enseñando al animal para convertirlo en un perro de terapia.