Dentro de la política de tocar lo que no suena, el Govern de Torra está dispuesto a desafíar al ministro Borrell y Pedro Sánchez con su estrategia de acogida a los inmigrantes.
Torra ha anunciado a través de su sonsejero de Acción Exterior, Alfred Bosch, su intención de declarar a Cataluña como "puerto seguro", lo que significa que creará un grupo de trabajo para acoger barcos de rescate en el Mediterráneo.
Una provocación en toda regla al gobierno de España
Se trata, es evidente, de una oportunidad evidente para ir por libre al margen de la estrategia que en este sentido tenga diseñada el gobierno español.
El consejero Bosch ha informado que "la Generalitat pone en marcha 'Catalunya Puerto Seguro' una iniciativa para acoger los barcos que salvan inmigrantes. Son los puertos de Roses, Palamós, Vilanova y la Geltrú y Sant Carles de la Ràpita".
La medida significa una evidente provocación al gobierno español adoptando una decisión sin consultarlo con nadie. De hecho el consejero admite que no han informado al gobierno español de sus intenciones: "Nuestra obligación no es pedir permiso a Josep Borrell para salvar vidas", ha sentenciado.
Alfred Bosch ha añadido que "tenemos obligación moral y legal respecto a las personas refugiadas".
Y ha criticado al Gobierno español de Pedro Sánchez por no dejar "operar en el Open Arms". Y ha advertido que el Govern "abre las puertas de los puertos para acoger embarcaciones y que puedan hacer su trabajo para salvar vidas en el Mediterráneo".
Qué curioso que reclamen al gobierno de España diálogo y luego vayan por libre en una faceta que precisa de un dispositivo amplio y conjunto que va más allá de Cataluña e incluso de España. Es su manera de entender el diálogo. Su manera de provocar jugando a ser autónomos. Es la penúltima majadería de Torra, que seguramente se siente poderoso desafiando a España con acciones como esta.