Scotty es un podenquito precioso, pero sin instinto cazador. Le gusta jugar, que lo mimen, que lo acaricies. La caza no es para él.
Su dueño, un cazador salvaje y desalmado, no estaba dispuesto a tener un perro que no sirve, según él. De un golpe brutal le partió la columna y cambió su vida para siempre.
Dentro de la desgracia y casi por milagro la médula espinal no fue seccionada. Le hicieron un TAC y vieron la posibilidad de operarlo. Sería una operación compleja y arriesgada, pero estaban dispuestos a intentarlo.
Ahora Scotty con mucha recuperación, mucho amor y dedicación ya puede andar, y poco lo hará, con alguna "peculiaridad", pero andará.