Cuando los rescataron estaban temblando de frio. La madre y los dos cachorros tienen una grave enfermedad en la pie y a su dueño no le importo dejarla en la calle.
Parió en la calle y a pesar de todas las calamidades era una buena madre. Los alimentaba y los protegía del frío como podia.
Los rescatistas los llevaron al veterinario y empezaron a tratarles el problema de la piel. Los asearon y por primera vez descansaron en una camita mullida y caliente. Por fin respondieron al tratamiento.
Aún mamaban, pero no despreciaban las bolitas de pienso que les daban. Poco a poco y con mucho y cariño por parte de sus cuidadoras, parecían otros. La piel se curó y ahora forman una familia feliz y preciosa.