Tras la Guardia Civil y la Policía Nacional, llega el turno del Ejército: ¡¡Más presión indepe contra las "fuerzas de ocupación"!!

Los catanazis vuelven a la carga e intentan enfrentarse a un enemigo mucho mayor: Las Fuerzas Armadas

08 de Marzo de 2020
Tras la Guardia Civil y la Policía Nacional, llega el turno del Ejército: ¡¡Más presión indepe contra las "fuerzas de ocupación"!!
Tras la Guardia Civil y la Policía Nacional, llega el turno del Ejército: ¡¡Más presión indepe contra las "fuerzas de ocupación"!!

Nuevo golpe de autoritarismo de los separatistas catalanes. Su reinado del terror todavía no ha terminado y siguen presionando para imponer su ley y desorden. Sólo les quedaba una víctima, las Fuerzas Armadas.

Bajo el lema “fuera las fuerzas de ocupación” que ya sufrieron Policía Nacional y Guardia Civil, ahora los 2.300 militares que están en Catalunya van a sufrir el acoso de una campaña de desgaste.

Objetivo: marginarlos

Dicho objetivo ya estaba en los planes de Pugicagón en la famosa ‘ley de transitoriedad’. Ley que, entre otros, propició la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

Ha sido el gobierno catalán quien ha iniciado esta campaña, pidiendo al gobierno central la cesión del Cuartel de Bruch para construir viviendas públicas. Nada más lejos de la realidad, su objetivo es expulsar a los militares.

Sufrido por la Policía Nacional

La medida que propone el presidente xenófobo de Catalunya, RacisTorra, es parecida a la que impulsó Ada Colau en su día para sustituir la Jefatura Superior en Vía Layetana por un centro memorial de la represión franquista. Votación que el PSOE votó “sí”.

Pero el acoso y señalamiento no es solo a nivel profesional. Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado han sido perseguidos en sus vidas privadas, se han señalado sus casas y escuelas de sus hijos.

Los militares no tienen miedo

Además de ir cargados con un fusil, las Fuerzas Armadas no tienen ningún miedo a las iniciativas separatistas. Lo único que les preocupa es que los dirigentes independentistas con una posición de fuerza puedan negociar y exigir temas sobre el ejército. Es decir, chantaje.

Los policías y guardias civiles han alzado la voz en sus sindicatos y asociaciones, algo que no pueden hacer los militares, más vulnerables al aislamiento y exclusión social.