El temido volcán Krakatoa volvió a hacer de las suyas dejando otra tragedia en Indonesia tras la erupción de su cráter que generó un arrollador tsunami que arrasó con todo lo que había a su paso. (Aerolíneas indonesias: mejor no usarlas)
La catástrofe, que se produjo en la región del Estrecho de Sunda, entre las islas de Java y Sumatra, es la enésima que sacude a esa nación.
La Agencia de Control de Desastres indicó en un comunicado que hasta el momento hay 222 muertos, casi 900 heridos y al menos 30 desaparecidos. Cientos de casas y unos 9 hoteles fueron severamente dañados por la fuerza del mar.
Según ha alertado la Agencia Nacional de Control de Desastres (PNPB), existe la posibilidad de que se repite un nuevo tsunami en las costas del Estrecho de Sunda.
"El tsunami golpeó varias zonas del Estrecho de Sunda, incluidas varias playas en Pandeglang, Serang y Lampung del Sur", añadió la misma entidad. (¿Qué se le ha perdido a Santiago Segura en Indonesia?)
Las autoridades locales, sin causa exacta para los hechos
Las autoridades locales están investigando la causa exacta que provocó el suceso. Inicialmente lo han atribuido al estallido del cráter combinado con una subida del oleaje producida por las mareas.
El portavoz de la Agencia de Gestión de Catástrofes de Indonesia, Sutopo Purwo Nugroho, reconoció que se trata "de un raro fenómeno. La erupción no fue muy fuerte y no hubo ningún terremoto que desencadenara el tsunami en ese preciso instante. Resulta difícil determinar cuál ha sido el origen de este incidente".
"Este tsunami fue causado por una erupción volcánica y no tenemos herramientas para avisar de eso", adujo Rachmat Triyono, responsable de centro de Terremotos y Tsunamis. (Casi mil muertos en el terremoto y tsunami de Cèlebes)
El propio Triyono indicó que en algunas zonas las olas habían alcanzado una altura de dos metros, e incluso detalló que en la zona más afectada (Pandeglang) el oleaje podría haber subido hasta los 5 metros de altura.
En esa zona, la población se tuvo que refugiar en mezquitas, colegios y oficinas públicas.
"Toda nuestra familia escapó hacia la mezquita de Jamaa Al Mukmin", declaró Yudi, un residente de la aldea de Cigodang, en Pandeglang.