Tortazo al Grupo Godó: ¡La Vanguardia hará rico a Gregorio Morán!

La justicia ha dictaminado que el despido de Gregorio Morán fue "improcedente"

Tortazo al Grupo Godó: ¡La Vanguardia hará rico a Gregorio Morán!
Tortazo al Grupo Godó: ¡La Vanguardia hará rico a Gregorio Morán!

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha condenado al Grupo Godó a indemnizar a Gregorio Morán con 143.052 euros por despedirlo de forma "improcedente", ya que su situación en La Vanguardia "era equiparable a la de los falsos autónomos". 

El detonante de su salida fue un artículo lleno de palos a los medios independentistas:  "Los fondos destinados a diarios como 'Ara', 'Punt Diari', TV3, que superan Canal Sur de Andalucía o el canal de Madrid, que ya es decir, cantidades de todos modos exorbitantes que pagamos todos los ciudadanos, desde Cádiz a Girona, y donde sobreviven 7 directivos de TV3 con salarios superiores a los 100.000 euros, podrán parecer una nadería frente a las estafas reiteradas del PP, pero describen un paisaje". 

También añadía: "Cobrando eso, ¡cómo no voy a ser independentista! ¡Qué simples somos cuando decimos que esos medios no los ve ni los lee nadie! Se equivocan y por eso estamos donde estamos. El columnistatertuliano podrá ser despreciado, y lo merece, pero crea opinión. En muchos casos es su única fuente de información. Son los Jiménez Losantos del Movimiento Nacional catalán". 

Un aniversario especial y otro despido

Cuando se cumplió el primer año de su despido, Gregorio Morán 'lo celebró' con un artículo publicado en Crónica Global que también acabó en despido: "Es posible que algún día alguien detalle el caso Marius Carol, o cómo un hijo de portera de la calle Princesa acaba de guiñol trajeado y todólogo tertuliano experto en el gran mundo. Un caso de alpinismo económico que le llevó a comprar una casa en el Ampurdán vecina a la de Josep Piqué". 

Xavier Salvador, director de Crónica Global, explicó las razones de su salida: "Compruebo Gregorio que tu mensaje de despedida apela a una falsa dignidad profesional para esconder la indignidad personal que supone quebrar un pacto entre colegas. Sólo tú y yo sabemos que eso ha sucedido. Cuando te incorporaste al medio que dirijo te concedí absoluta libertad para opinar semanalmente, cosa que has hecho en 42 consecutivas Sabatinas intempestivas. Te pedí, eso sí, que tras ser despedido de La Vanguardia no usaras tus columnas para llevar a cabo un ajuste de cuentas con tu antigua casa y sus propietarios, menos todavía al existir un contencioso laboral abierto". 

Y añadía Salvador: "El artículo era un ajuste de cuentas periodísticamente navajero, una especie de resabiada respuesta a la vista judicial que habías tenido unos días antes y de la que, al parecer, no saliste muy satisfecho. No sólo irradiaba odio contra tu antigua casa y sus gestores, sino que estaba repleto de imprecisiones factuales, incluso históricas (como te aclaré en nuestro reciente almuerzo de finales de agosto), y de insultos y descalificaciones gratuitas contra personas (colegas tan respetables y dignos como tú o yo) que en su día decidieron que dejaras de escribir en aquel diario. No soy jurista, pero apostaría el importe que cobrabas por un sabatina a que, de haber sido denunciado, las posibilidades de éxito eran altísimas".