Es lo que tiene mezclarse con el pueblo llano. Quim Torra, acostumbrado a tratar a Pedro Sánchez de jefe de estado a presidente del gobierno de un país vecino, ha tenido que sufrir la humillación de igualarse con el resto de presidentes autonómicos en las reuniones telemáticas que durante el estado de alarma se han organizado desde La Moncloa.
Quim Torra era uno más -ni mejor ni peor- junto a otros "colegas" que no consideran que su autonomía sea "algo más" que una autonomía. Y si hay algo que reviente a Torra es el término "autonomía" y que a él se le considere un presidente autonómico. Su guerra precisamente va por ahí, por el cambil de la autonomía por la República Catalana. (Los Mossos protestan y preguntan: “¿A Torra también lo van a inhabilitar por racista?”)
Torra sólo era un cuadradito en la pantalla de Sánchez
Pero es lo que hay, y Torra, le guste o no, ha compartido pantalla con los otros 16 presidentes autonómicos. Y allí Cataluña sólo era un cuadradito más en el monitor. Su representación no da más de sí.
Y en otro cuadradito, entre los otros 16 presidentes autonómicos, se encontraba Miguel Ángel Revilla, el presidente de Cantabria, con la oreja puesta, como todos los demás. Y después de varias sesiones de "sometimiento" a las órdenes del mano único del Gobierno de España, Revilla ha sacado sus propias conclusiones sobre el "peligroso" Torra.
Hoy en La Vanguardia ha dicho Revilla que Torra actúa "como un corderito" cuando tiene delante a Pedro Sánchez, lo que le ha llevado a añadir que "somos un gran país con una clase política mediocre". ("Ningún independentista encontrará justicia en España": La última majadería del bocazas Torra)
"Muy bien, presidente, estoy contigo"
Pero semanas atrás, en el mes de mayo, Revilla ya se manifestaba en la misma dirección en una entrevista concedida al diario ABC, a la que corresponden estas tres preguntas y respuestas:
-"¿Qué dinámica tienen las reuniones con el presidente?
-Él interviene durante una hora o tres cuartos y nos cuenta los datos que ha dicho el día anterior. Después todos vamos planteando la peculiaridad de nuestro territorio. Las reuniones deberían de ser antes de la rueda de prensa para coparticipar con el Gobierno en las decisiones que se toman. Se ha tomado esa línea de manu militari: el mando único, asesorado por quien él considera los expertos, ha decidido esto.
-¿En esas reuniones ha habido algún enfrentamiento, alguna tensión? (Torra endurece su discurso: “O independencia o independencia. No hay otra opción”)
-No, el tono es sorprendentemente tranquilo, probablemente porque las reuniones no son públicas, si fueran públicas sacaríamos pecho. Allí estamos como corderitos. Hasta Torra, cuando se declaró el estado de alarma, le felicitó efusivamente: «Muy bien, presidente, estoy contigo». La televisión y los medios condicionan mucho a los políticos. Es una balsa de aceite, la razón principal es que si fueran grabadas Torra estaría echado al monte. Las reuniones son como de un grupo de amigos.
"Te dan ganas de ir a tomar copas con Torra"
-¿Cree que esas reuniones deberían ser públicas?
-Me hubiera gustado que el Senado hubiera celebrado en esta coyuntura dos o tres reuniones del presidente con los presidentes autonómicos y que hubieran sido públicas. En las reuniones con el presidente no ha habido ningún tipo de queja por parte de nadie. Si la gente descubriera al Torra de las reuniones con el presidente... una amabilidad, que te dan ganas de irte a comer con él y a tomar unas copas. Si esas mismas personas intervienen en el Congreso de los Diputados con vosotros delante, eso ya es la guerra. Me sorprende el tono, es una maravilla, reuniones tranquilas".
Felicitaciones efusivas, amabilidad... En la intimidad Torra es otro. Un corderito. Si se comporta con tanta dulzura con Sánchez, ¿cómo debe ser su relación con el ser superior Puigdemont? ¡Qué mala suerte para Torra de que haya testigos de su verdadera relación con Sánchez! Pero lo que dice Revilla no sorprende. A los dos les interesa estar enemistados porque eso le da votos a ambos. (¡Qué cansino eres, Torra! Con una mano cobra y con la otra se queja)
Pero en la intimidad, como decía Aznar, pueden suceder las cosas más inverosímiles. Como por ejemplo que Torra se comporte como un obediente corderito a las órdenes del pastor Sánchez.