Desafiando a la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que decidió suspender cauterlamente en noviembre la apertura de tres nuevas delegaciones de la Generalitat en Argentina, México y Túnez, Quim Torra vuelve a desafiar a la justicia activando de nuevo las tres embajadas catalanas en el extranjero.
El TSJC decretó el cese de actividades de estas embajadas por entender que podrían crear "interferencias en la política exterior del Estado perturbando su contenido" y crear "confusión en terceros Estados y organizaciones internacionales sobre el alcance de la acción exterior del Govern". Y Torra, que ejerce de presidente de república bananera, saltándose las órdenes judiciales que no son de su gusto, ha optado por desobedecer una vez más. (Torra celebra el acuerdo con los Comuns para freír a impuestos a los catalanes y poder pagar las embajadas)
La trampa de Torra
El Govern de Torra acaba de aprobar una serie de decretos con el fin de regular y actualizar las funciones de las embajadas de Argentina, Túnez y México que el TSJC suspendió cautelarmente en base a que, según la versión de la portavoz de Govern, Meritxell Budó, los nuevos decretos modifican los detalles que en su momento rechazó el TSJC adaptándolos a su resolución.
Hecha la ley, hecha la trampa. El objetivo es reabrir estas tres embajadas de forma inmediata. De hecho, el Govern se saltó la medida judicial manteniendo los sueldos de los delegados en estos tres países, que en ningún momento fueron cesados atendiendo a la orden judicial. (Cierran las embajadas catalanas, pero los 'embajadores chupópteros' siguen cobrando como si nada)
Lo que se cuece en las embajadas catalanas
"Tratándose de una suspensión cautelar, tenemos que esperar a ver qué sucede", dijo en su momento Alfred Bosch, el conseller de Acción Exterior de la Generalitat. Y lo que ha sucedido es que el Govern vuelve a las andadas en su objetivo de expandir su causa separatista por el mundo lanzando porquería contra la imagen de España y entorpeciendo las relaciones exteriores del gobierno español.
Se sabe que el conseller Bosch ha pedido a los delegados del Govern en el exterior que expliquen que "hay personas que han pasado dos años en prisión preventiva acusados de violencia a través de los delitos de rebelión y de sedición, cuando esto simplemente no existió". (Esto es lo que se cuece en las embajadas catalanas en el exterior)
El 155 cerró las embajadas
El TSJC resolvió en noviembre que "la actuación exterior de la Generalitat de Cataluña al margen de la política exterior del Estado español" podría generar una "merma de confianza" en las relaciones internacionales" y, por tanto, daños "difíciles de reparar", según dice el auto. El tribunal no aceptó, en cambio, el argumento de la Generalitat de que demorar la apertura de las oficinas sea "gravemente perjudicial para ciudadanos y empresas", sobre todo porque en Buenos Aires y México el Govern tiene ya oficinas comerciales.
No hay que olvidar que en 2017 la aplicación del artículo 155 de la Constitución supuso el cierre de todas las delegaciones de la Generalitat en el exterior, con la excepción de la de Bruselas, pero el Govern volvió a abrirlas una vez que se levantó la medida. (¡¡La vergüenza de las embajadas catalanas nos cuesta a los españoles 27 millones!!)
Pretenden asumir competencias del Estado
En su auto, si bien recordaba el TSJC que la adopción de medidas cautelares no prejuzga la decisión de fondo, el TSJC tiene en cuenta que las nuevas oficinas pretenden "promover y coordinar relaciones bilaterales" con los Estados de destino, tal como dicen los propios decretos, cosa que entra en "abierta contradicción con la competencia exclusiva del Estado" en esa materia.
El Tribunal creyó entonces que no cabe "ignorar la dimensión política" que el propio gobierno catalán ha dado a la creación de estas oficinas. Sucede que, ante los obstáculos legales con los que se ha topado la estrategia de las embajadas, ahora se pretende esconder el verdadero objetivo político de las mismas detrás de unos intereses comerciales que no son más que una tapadera. (¡Basta de ‘embajadas’ y más quirófanos abiertos! ¡Qué gentuza!)
Torra vuelve a desafiar a la justicia en el que puede ser su último servicio a la causa separatista catalana como presidente de la Generalitat.