Quim Torra siempre fue un hombre de paso en el calendario del Procés. Un parche para cubrir interinamente la ausencia de los actores titulares que han huído de la justicia o están en la cárcel por su mala cabeza. Hoy, con el inicio del juicio que ha interpuesto contra él, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, comenzará su autoinmolación, un suicidio político que acabará con su corta carrera como presidente provisional de la Generalitat.
Y es que Torra ha sido utilizado como un kleenex de usar y tirar que ya ha perdido su utilidad. La justicia le pide cuentas por un presunto delito de desobediencia por no haber acatado la orden de la Junta Electoral Central (JEC) de retirar los lazos amarillos de los edificios de la Generalitat en periodo electoral. Un delito absurdo y menor que responde a su deseo de desaparecer de la escena política de manera digna. Se trata de un pecado venial e ideal para que la justicia española le inhabilite y su reputación quede intacta ante los suyos sin necesidad de ir a la cárcel y verse privado de la libertad, como sus compinches.
Torra no traspasa la línea roja que lleva a la cárcel
Torra se ha preocupado durante su corto mandato de no traspasar la línea roja que separa la libertad de la cárcel. Es independentista y, aunque no tiene muchas luces, no es lo suficientemente tonto como para no alcanzar a ver que en su caso una retirada a tiempo puede ser su mejor victoria.
Y hoy empieza su retirada ante el juez del TSJC, al que va a plantar cara -ya lo ha advertido- desafiándole e hinchándole lo que no suena con argumentos que no llevan a la cárcel, pero sí pueden inhabilitarle. Y eso es lo que busca. Pasar página, dejar huella en los libros de historia y desaparecer de la escena, al menos como actor principal de esta comedieta barata que ha escrito Carles Puigdemont para que otros la interpreten sobre el escenario catalán.
Hoy empieza el juicio contra Torra y el juez ya sabe, porque lo ha leído en los medios, que el presidente de la Generalitat no va a acudir a él humildemente con la intención de defenderse. Se sentará ante el juez con la intención de liarla más y asegurarse de que de allí va a salir inhabilitado, que ese y no otro es su objetivo.
Torra busca su inhabilitación en el juicio
Ha dicho Torra que acude al juicio no a defenderse “sino a acusar al Estado por haber vulnerado mis derechos y el de todos los catalanes”. “No voy a defenderme de nada porque cumplí con mi deber como president: defender los derechos y las libertades”, ha mantenido. Su defensa la ha organizado su abogado, Gonzalo Boye.
La previsión de Torra y de quienes manejan sus movimientos es que el juez le imponga una pena de inhabilitación para ejercer cargos públicos como el que ha ostentado durante los dos últimos años. Eso acabaría con su carrera política, para su tranquilidad, y generaría un adelanto electoral en Cataluña abriendo nuevas expectativas al bloque independentista con un panorama distinto en el que ERC, a través de Roger Torrent y Pere Aragonés, asumirán el protagonismo que hasta ahora ha correspondido a Torra y a JxCat.
Torra ya sabe que la fiscalía pide un año y ocho meses de inhabilitación para él por desobedecer a la JEC negándose a retirar las pancartas con lazos amarillos y mensajes sobre los "presos políticos" de la fachada del Palau de la Generalitat. Aquí, como sucedió en el Supremo, también interviene Vox en la acusación particular solitando una inhabilitación de dos años y una multa de 72.000 euros.
Se espera que la sentencia del juicio de Torra que empieza hoy sea pública antes de finalizar 2019 dada su escasa complejidad. Torra podrá recurrir al Supremo y la respuesta de este puede demorarse entre ocho y diez meses. Esa sería la fecha del fin de Torra como president y como político, y la fecha del inicio del proceso electoral con la puesta en marcha de las elecciones autonómicas en Cataluña.
Ya pasó de presentarse ante el juez el 25 de septiembre
Torra ha acudido al juzgado acompañado de su esposa y sus hijos y de una corte de VIPS del independentismo, tanto de JxCat como de ERC, que le han acompañado, como ya es tradición en estos casos, hasta el juzgado en un corto camino que ha dado comienzo en el Arco del Triunfo, un momento que simboliza el deseo de Torra y los suyos de triunfar ante la justicia "opresora" española.
Este juicio tenía que haberse celebrado el 25 de septiembre, pero fue aplazado. Aquella convocatoria coincidía con el debate de política general en el Parlament, y Torra pasó de presentarse anbte el juez y el TSJC acabó aplazando la vista para analizar las recusaciones que Torra presentó contra los tres magistrados del tribunal y que fueron rechazadas.
Los protagonistas del juicio
Torra ya está en los libros de historia porque es el tercer president que se sienta en el banquillo de los acusados por una causa relacionada el procés , después de Artur Mas y Carles Puigdemont. El juez que esta mañana toma declaración a Torra, Jesús María Barrientos, ya juzgó y condenó a Artur Mas. Le ayudarán los magistrados Joaquín Elías y Mercedes Armas.
También declararán diez policías nacionales por videoconferencia, que serán los que confirmarán que Torra no descolgó la pancarta; también declararán la exconsellera de Presidència, Elsa Artadi; el portavoz de Cs, Carlos Carrizosa; la delegada del Gobierno, Teresa Cunillera; el excomisario jefe de los Mossos, Miquel Esquius, y el conseller de Interior, Miquel Buch.