La dermatitis atópica es una enfermedad alérgica de la piel que tiene predisposición genética y suele estar unida a otras patologías como disfunción inmune, que incluyen asma bronquial, diversas formas de rinitis alérgica, conjuntivitis o alergia alimentaria.
Y es que se suele manifestar con una inflamación que va acompañada de picor y escamación de la epidermis.
Se trata de una afección que sufren en su gran mayoría los más pequeños, y en concreto las niñas tienen un 1,6% más de probabilidades, aunque con el paso del tiempo sus síntomas van desapareciendo.
Además, si el paciente la trata a tiempo, cuando llega a una edad adulta apenas nota sus efectos.
Por lo que para dar un buen diagnóstico, los alergólogos hacen una clasificación dentro de la dermatitis atópica en niños.
Y es que el primer elemento que hay que diferenciar es la edad. Esta puede dar a los bebés (hasta 2 años), a los niños (hasta 12 años) y a los adolescentes (después de 12 años).
Después, hay que encontrar la causa de su aparición, ya que esta se puede deber a las siguientes:
-Mayor sensibilidad a los alimentos.
-Sensibilidad a los hongos.
-Sensibilización transmitida por garrapatas.
-Sensibilidad al polen.
Por último, la gravedad se divide en 3 niveles: leve, moderada y grave. Por lo que en el desarrollo de la enfermedad se distingue una etapa de exacerbación, remisión incompleta y completa.