El independentismo ha vuelto a demostrar su cinismo, hipocresía y doble moral. Solo ven la paja en el ojo ajeno. Lo ha demostrado la organización Plataforma per la Llengua con una denuncia ante la Unión Europea que choca con el maltrato que le dan al castellano en Cataluña.
Según Plataforma per la Llengua, el catalán debería ser una lengua oficial en Europa debido a que es la 13ª lengua más utilizada del continente, según ellos, con 9,7 millones de hablantes. “No hay una lengua tan hablada que no sea oficial”, afirma la plataforma indepe, que denuncia que esto supone “un trato denigrante y vejatorio sin precedentes en toda Europa”.
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Curiosamente, el independentismo que pide estos derechos para el catalán en Europa es el mismo que se encarga de arrebatar derechos a los hispanohablantes en Cataluña. 46,5 millones de personas hablan castellano en Europa, y en Cataluña son más de la mitad los que se declaran hispanohablantes. Sin embargo, los indepes sí pueden arrastrar por el suelo los derechos del castellano mientras claman al cielo cuando el catalán no recibe el trato que ellos creen que merece.
El pasado 27 de septiembre, la CUP presentaba ante la Mesa del Parlamento catalán una moción para “buscar la fórmula para superar los límites autonómicos y de competencias del gobierno de la Generalitat de Cataluña” en cuanto a la imposición del catalán, “evitar la repetición sistemática habitual en castellano”, “elaborar y ejecutar un plan de investigación, prevención y tratamiento de la catalanofobia” e imponer que “el personal de la Administración General del Estado que trabaje en Cataluña deba conocer el catalán y hablar catalán”.
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El PSC, lejos de escandalizarse por lo que suponen todas estas posibles prácticas, alegó que estaba de acuerdo con algunas de ellas y ‘prometió’ “votar a favor de algunos de estos puntos”. La guinda a los últimos ataques por parte del Partido Socialista hacia el castellano.
Y es que cabe recordar que el PSOE acaba de promover una ley para imponer el catalán, además de otras lenguas cooficiales, en el Senado. Es decir, mientras en Euskadi, Cataluña y otras comunidades con lengua propia intentan eliminar el castellano, el Gobierno permite que ellos sí puedan usar su lengua en el Senado. ¿No les parece una relación desigual? Solo faltaría que fueran ganando terreno y cualquier día no nos dejen hablar castellano ni en nuestra casa…
La tiranía del independentismo es repugnante, y el Gobierno traga una y otra vez en pro de seguir el mayor tiempo posible en la Moncloa. Lo que sucede con la lengua se puede comparar con lo que sucede con el deseo de independencia en general: hay 9,7 millones de catalanoparlantes que hacen más ruido que 46,5 millones de hispanoparlantes. Con el independentismo pasa lo mismo: son muchos menos pero dan mucho la lata.
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