La crisis sanitaria provocada por el coronavirus, que ha matado a más de 28.000 personas en España, ha provocado también el comienzo de una fuerte crisis económica.
Siendo España uno de los países con más turismo del mundo, los números han empezado a ponerse rojos a medida que la pandemia avanzaba por el territorio español: y es que gran parte del PIB depende del sector turístico, que ha perdido ya miles de millones de euros debido al confinamiento, cierre de fronteras y de negocios, etc. provocado por el coronavirus y el estado de alarma.
Ahora, parece que poco a poco, el coronavirus está siendo controlado por los sanitarios, mientras que desde el Gobierno se empiezan a tomar medidas para reactivar la economia española, muy debilitada.
Y uno de los puntos más importantes a reforzar es el turismo que, ante las restricciones de la llegada de extranjeros a nuestro país, apuesta por un público nacional para remontar la temporada en la medida de lo posible,
También en Cataluña han apostado por el turismo nacional, creando la Generalitat una gran campaña de apoyo al turismo en Cataluña, enfocada a atraer a turistas de todo el territorio español.
Sin consignas independentistas
La Generalitat intenta convencer a los ciudadanos españoles de que escojan a Cataluña como destino turístico, llamando al "sentimiento nacional" y a las conexiones históricas y culturales entre las comunidades autónomas.
Un discurso totalmente distinto al pronunciado hasta ahora, en el que el Govern de Cataluña buscaba la total diferenciación entre Cataluña y España como puntos clave para pedir la independencia de la comunidad autónoma.
Ahora, incluso, la Generalitat ha retirado lazos y enseñas independentistas de los lugares más emblemáticos de Cataluña, para hacer publicidad atractiva para el resto de España y conseguir así salvar la temporada turística de la comunidad autónoma. (El virus independentista ataca de nuevo: ¡¡Vuelve la tabarra indepe a la Meridiana!!)
Así pues, las pancartas de "libertad presos políticos" han sido sustituidos por mensajes de "bienvenida" a turistas españoles: sin lazos amarillos, en castellano, y con las puertas abiertas de par en par a los turistas (y el dinero) que hasta ahora eran "opresores".