Las ansias del independentismo por conseguir la presidencia de la Generalitat son desmesuradas. Necesitan los votos de la CUP para apoyar la investidura de Pere Aragonés de ERC y Junts. Si la CUP llegara a formar parte del Govern, Cataluña se convertiría en la Comunidad Autónoma más insolidaria, fanática e ingobernable.
Los catalanes no independentistas, que superan el 50%, están cansados de tantas manifestaciones y tantos actos violentos que, por supuesto, apoya la CUP. Una de las víctimas de la CUP, son los Mossos de Esquadra. Quieren que los Mossos dejen de ser un cuerpo de "represión" política, o sea no pueden actuar contra la masa de antisistemas que están destruyendo Barcelona.
Según declaraciones de Carles Riera en Catalunya Ràdio: "Asumiremos todas las responsabilidades que sean necesarias siempre que se trate de avanzar en estos objetivos. En una legislatura autonomista y fracasada, desde el punto de vista de la respuesta a la crisis económica y social como hubo en la pasada, no estaremos". Las exigencias de la CUP, son un cúmulo de despropositos.
El futuro de Cataluña no está nada claro, no se puede gobernar desde la intransigencia. No les interesa para nada lo que sienten los "otros catalanes". La obsesión por la lengua discrimina, nadie les pide que no se respete el catalán, pero vivimos en un país, y con país quiero decir España, en que cada uno puede elegir la lengua con la que se expresa.
Empezando por Puigdemont que se avergüenza de sus raices andaluzas, Gabriel Rufián más de lo mismo, sus padres vinieron de Jaén y de Granada, castellanoparlante y que cuando habla de los "otros" catalanes, les falta al respeto.
Tiene razón Sergio Fidalgo, es "el Govern de los pirados" y menos mal que el supremacista de Torra está en la sombra y nos ahorramos oir sus barbaridades.
A partir de este momento, el Parlament tiene hasta el viernes 12 de marzo para constituirse tras las elecciones catalanas del pasado domingo. Catalanes, paciencia para lo que viene.