Si Barcelona es la capital de la Cataluña Sur, Perpiñán era el bastión que regentaba la capitalidad de la Cataluña francesa. Pero en Perpiñán no están para tonterías y su alcalde ha borrado a su municipio de la bobada independentista.
Ahora hace un año del numerito que montó Carles Puigdemont y su chiringuito del Consell de la República en Perpiñán. Como en las antiguas concentraciones de Franco, movilizaron a 100.000 personas por tierra, mar y aire para juntarlas en torno al 'Mesías' Puigdemont porque, como ni puede ni quiere pisar la Cataluña de verdad, la de aquí, optó por citarlos a todos en Perpiñán, suelo francés.
Eran instantes de gloria, aunque también de miseria porque Puigdemont juntaba a 100.000 personas en un momento en el que la pandemia empezaba a extenderse por Europa. Y lo sabían.
Desde entonces han cambiado muchas cosas, al margen de que el propio Puigdemont tenga ya pie y medio en España gracias a la euroorden que pesa sobre él y que acabará poniéndole ante un juez español para que responda de sus actos.
El Ayuntamiento de Perpiñán ya no es tan comprensivo con el Procés. Ahora su titular es un seguidor de Le Pen, de la extrema derecha francesa. Una de sus primeras decisiones ha sido acabar con la tontería del nacionalismo catalán y para ello ha decidido cambiar el calificativo de la ciudad. Hasta ahora era "Perpignan, la catalane". Ahora será "Perpignan, le rayonnante" (la radiante).
No quieren el independentismo violento que ven en Barcelona
Por donde pasa Puigdemont, como Atila, no crece la hierba. La semilla de su separatismo no ha florecido en Perpiñán. Más bien al contrario, el sentimiento catalanista de la ciudad ha sufrido un serio retroceso. Posiblemente como consecuencia de ver a dónde lleva el separatismo en las calles de Barcelona. Y es que las hogueras, los ataques a la policía y actos vandálicos en general le han hecho mucho daño a la imagen de Cataluña en el exterior.
Puigdemont dijo hace un año en Perpiñán que estaba muy orgulloso "de volver a pisar tierra catalana" y que "estar en Cataluña es un honor inmenso". Ya no lo podrá decir, porque no será bien recibido en Perpiñán.
Louis Aliot, del partido Reagrupamiento Nacional de Marie Le Pen, ganó las elecciones y se convirtió en nuevo alcalde. Y Aliot no tiene ningún interés en convertir su ciudad en una sucursal de la violenta Barcelona, ciudad sin ley por obra y gracia de cuatro iluminados que instigan a cien descerebrados a tomar las calles.