Parece mentira, pero los perretes pueden tener más sentimiento de culpabilidad que algunos humanos.
Hoy os traemos un vídeo en el que algunos peludos se han portado muy mal y son conscientes de ello.
Intentan escurrir el bulto
Eso sí, se lo han pasado pipa mordiendo el cable, rompiendo el sofá o esparciendo la arena de una maceta por toda la terraza.
Cuando su respectivo humano llega a casa y se encuentra la sorpresa, aparecen caras largas o de asombro en plan: “No se de qué me están hablando”.
Perdón peludo
Hay otros que directamente prefieren no saber nada del tema y dan la espalda al dueño.
Los más jóvenes recurren a la siempre efectiva táctica de ponerse panza arriba y mover la cola para confundir al dueño, con la esperanza de que se les pase el enfado y les acaricien porque son monísimos.