El 30 de diciembre de 2006, la banda terrorista ETA acabó con la vida de dos personas tras detonar una bomba que estaba en el interior de una furgoneta en el Aeropuerto de Barajas.
El vehículo estaba aparcado en la T-4 del aeropuerto madrileño y los servicios de emergencias solo tuvieron treinta minutos desde que avisaron de la bomba hasta que detonó en el aparcamiento.
Un nuevo atentado en Afganistán aumenta la tensión en Oriente Medio
A pesar de que las autoridades policiales desalojaron el Aeropuerto de Barajas, dos personas perdieron la vida. Ninguno de ellos se enteró de que había una bomba en las instalaciones.
Las dos víctimas mortales estaban durmiendo en sus respectivos vehículos. Tras la retirada de los escombros, los servicios de emergencias encontraron los cuerpos sin vida.
El atentado se produjo 24 horas después de que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero mostrase su optimismo sobre el proceso de paz. En ese momento llevaban dos años negociando el fin de ETA y todo parecía encaminado.
Sin embargo, un día después de la rueda de prensa en la que el Ejecutivo habló de los avances en las negociaciones, ETA cometió este terrorífico atentado que se saldó con dos muertos y 20 heridos.
Se mantiene el refuerzo antiterrorista: Interior se prepara para un atentado en Navidad
El fin de las negociaciones
La furgoneta bomba supuso el fin de las negociaciones entre el Gobierno de España y la banda terrorista ETA, que siguió con sus ataques hasta el 2010, año en el que anunciaron el cese definitivo de su actividad armada.
Desde el atentado de Barajas de 2006 hasta el cese definitivo de su actividad, ETA acabó con la vida de diez personas más y continuó sembrando el pánico en todo el país.