Hace apenas cinco meses Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno español, le decía a Susanna Griso, muy convencido, cuando sólo era el líder de la oposición, que lo que habían hecho los golpistas en Cataluña era un delito de rebelión. Y lo decía muy convencido.
Ahora, después de alcanzar el poder y dormir en La Moncloa gracias a los votos independentistas, necesita pagar su apoyo y renegar de sus firmes convicciones del pasado.
Por ejemplo, de definir la fechoría golpista como un delito de rebelión o no. Ahora ya no está tan seguro. Incluso está muy seguro de que no hubo rebelión porque no hubo armas y esas cosas son cosas de los militares, como dijo Federico Trillo en 1994.
Hace unos meses Pedro Sánchez no opinaba lo mismo sobre la rebelión golpista
Lo cierto es que Pedro Sánchez ha cambiado mucho desde que le debe favores a los golpistas catalanes. Así se expresaba hace cinco meses en el programa de Susanna Griso:
"Que no haya altercados públicos no significa que no pueda haber delito de rebelión, que se produjo. Lo que sucedió en el Parlament de Cataluña los días 6 y 7 de septiembre se puede entender como un delito de rebelión".
Pregunta: ¿Eso fue un delito de rebelión?
Rerspuesta: "Lógicamente, lo es. Tenemos que profundizar en la cooperación judicial europea. A mí no me ha gustado lo que ha hecho en este caso el poder judicial en Bélgica, y creo que clarísimamente ha habido un delito de rebelión y de sedición en España y que en consecuencia debería ser extraditados esos responsables políticos a España."
¡Vaya cambiazo! Se entiende que el ciudadano Toni Cantó alucine con la situación: "El Supremo estalla contra las presiones del Gobierno de Sánchez y ve "de extraordinaria gravedad" que se esté cuestionando el delito de rebelión. Entre la justicia y sus socios, Sánchez elige a los golpistas".
Hace 5 meses, el Dr. @sanchezcastejon lo tenía claro: era un delito de rebelión. Hoy ya no tanto. ¿Qué habrá cambiado?