Pedro Sánchez se juega mucho en Madrid. Sabe que el equilibrio entre izquierda y derecha decantará el resultado de las elecciones por una mínima diferencia y no ignora que el problema catalán puede jugar un papel decisivo.
El presidente del gobierno español ha tomado la decisión de paralizar cualquier cuestión que tenga que ver con el problema catalán durante las elecciones madrileñas consciente de que en el PP están esperando que mueva ficha para saltarle a la yugular.
Así se entiende el distanciamiento que se ha marcado Sánchez respecto a sus aliados catalanes. Se trata de un enfriamiento pactado que también conviene al independentismo, que prefiere como interlocutor a Sánchez antes que a cualquier representante de la derecha.
El paripé del PSOE con el independentismo
Pero ellos mantienen el paripé. El PSOE votó en contra de la amnistía solicitada por los partidos independentistas para los presos golpistas uniendo su decisión a la de las formaciones constitucionalistas PP, Cs y Vox. Y Gabriel Rufián respondió con una amenaza: "Os la estáis jugando y lo sabéis". Se trata de fuegos de artificio sin más sentido que el de convencer al electorado madrileño que el PSOE no es un partido cautivo de la voluntad de los independentistas.
Y es que cualquier relación del PSOE con el independentismo a estas alturas sólo puede restar votos en Madrid. Es el caso de la referencia de Rufián a la promesa de Gabilondo de no subir los impuestos en Madrid. El líder de ERC ha recordado al candidato socialista que tiene pactado con el Gobierno acabar con lo que consideran el 'dumping fiscal' de la Comunidad.
Y cuanto más reniegue ERC del PSOE, mejor para Gabilondo. No es momento para abrazos del oso. A día de hoy todo está paralizado: la amnistía, los indultos, la mesa de diálogo... No es ahora momento de tontear con los catalanes. A partir del 5 de mayo, una vez que los madrileños hayan pasado por las urnas, Sánchez volverá a pactar nuevos privilegios con los catalanes para ganarse su favor a cambio de alguna cosa. Pero de momento, ni agua.
Lo que es una evidencia es que la interlocución con un presidente de ERC en Cataluña será mucho más fluida que con Torra y Puigdemont. Y en breve volveremos a hablar del reférendum que ya han pactado ERC y la Cup para antes de cuatro años.