Aprovechando el nuevo fracaso de la Diada, Salvador Sostres ha hecho un retrato del independentismo en su tribuna de ‘ABC’.
“Ya la Diada del año pasado fue un fracaso y los altercados de los contenedores incendiados fueron todavía más folclore, y tal como quemaron se apagaron; y de fondo un independentismo dividido, impotente y frustrado, que declaró la independencia y no tuvo la dignidad de defenderla”, empieza describiendo Sostres.
Una proyección de su fracaso
Y añade: “Lo de ayer (por la Diada) fue una proyección a escala de su fracaso. Es cierto que sin las restricciones sociales habría habido más manifestantes, incluso muchos más manifestantes, pero aquel vacío encarnó la soledad, la orfandad, la ausencia de cualquier proyecto creíble que vaya más allá del folclore para que Pilar Rahola pueda continuar cobrando por hacerse la importante, cuando ya todo el mundo ha visto que tiene más laca que pelo”.
“El independentismo ha quedado reducido a esta hortera soledad de traje negro mañanero que no le han hecho ni las mangas. Tal como las Torres Gemelas sepultaron a ETA, la pandemia ha sido un espejo para que el independentismo recordara la exacta medida de su insignificancia”, explica Salvador Sostres.
El cínico de Torra
“Torra insulta cada día a España, exige la independencia cada 25 minutos y promete su inminencia. Pero no ha sido más que un presidente regionalista, y de bajo perfil; el carcelero de los condenados del procés, porque él tiene las llaves de las cárceles y no se ha atrevido a liberar a los suyos”, atiza sin tapujos el periodista.
Y prosigue sobre Torra: “En definitiva, uno que todo lo que se ha atrevido a hacer es jugar a las pancartitas para disimular como falso mártir lo que no ha sabido defender con hombría el más cobarde, oportunista y cínico presidente que Cataluña ha tenido”.
Macarena Olona conquista el fútbol español con sus 'zascas' al Gobierno
La 'muerte' del separatismo
“Ni el más fiero de los independentistas sabe hoy cómo se hace la independencia ni siquiera cuál podría ser el siguiente paso en la correcta dirección. La Diada de ayer (por anteayer) no fue el reflejo real de la cantidad de independentistas que aún quedan, pero sí fue el reflejo moral de lo que queda del independentismo, con líderes dementes, un público cada vez más ciego, absurdo y fanatizado, y un proyecto emocional que quiso ser político pero quedó en pura afectación estomacal, con el conocido final de la cigarra”, sentencia el periodista catalán.
La división política a pie de calle: ¡Los constitucionalistas luchan por su Diada!