Hasta 3.000 agentes llegaron a movilizarse a Cataluña ante el despliegue especial por los disturbios producidos por los radicales tras la sentencia del procés.
En las últimas semanas, más de 500 agentes han sido devueltos a sus unidades de origen, aunque en Cataluña se mantienen las acciones de protesta durante el mes de diciembre; eso sí, de meno embergadura que las anteriores.
Y es que los independentistas más radicales, los CDR tienen su punto de mira en la Cumbre del Clima que se celebra en Madrid, otro foco de actuación para los antidisturbios, que critican que no dan a basto.
"Afrontamos dos grandes desafíos para la seguridad de forma simultánea, y solo tenemos 52 grupos antidisturbios" denuncian las Unidades de Intervención de la Policía en el Confidencial Digital.
Una solución: el camión de agua
Una de las opciones para manejar la situación en Cataluña habría sido la activación del camión de agua de la Policía.
Los jefes de los antidisturbios no entienden, según afirman al periódico digital, por qué se trasladó el camión de agua desde Madrid, si no se iba a utilizar. (La promesa de Abascal:"Llevaré a los partidos independentistas ante el juez por no jurar la Constitución")
Tampoco entienden la negativa rotunda de Marlaska a utilizar el dispositivo. "Si hubiese sido por la Dirección general, lo habríamos usado,pero Marlaska siempre dijo 'No'".
Tampoco permitió intervenir a la Benemérita
Pese a que fueron enviados a Cataluña varios Grupos de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil, "desde Interior no querían que actuaran".
Las constantes peticiones de refuerzo de la Policía Nacional fueron desoidas por el ministerio del Interior, que rechazó tajantemente la colaboración de la Benemérita con la Policía Nacional en los enfrentamientos independentistas.
Mandos de las UIP afirman que compañeros de la Guardia Civil les comentaron que "este Gobierno no quería repetir las imágenes de 2017, cuando actuamos para evitar el referéndum ilegal".
En aquella ocasión, Mariano Rajoy fue acusado de "sacar la policía militar a las calles", cosa que Marlaska y Pedro Sánchez "no querían que les dijeran".