Cuando todo parecía estar más tranquilo y unos días después de que Rocío Carrasco y Fidel Albiac vivieran públicamente la noche más especial ajena a cualquier polémica familiar, al asistir juntos a una velada inolvidable en el Teatro Real de Madrid al concierto del músico jerezano Manuel Alejandro, ha vuelto a saltar la polémica.
Todavía resuenan en sus oídos las canciones que el músico, autor y compositor de canciones de “ la más grande", Rocío Jurado “ Señora” o “Se nos rompió el amor”, interpretó en el maravilloso escenario del Teatro Real de Madrid, cuando ese sabor dulce se puede convertir en amargo.
El nuevo escándalo, en torno a Fidel Albiac y Rocío Carrasco, se refiere a la forma de organizar el evento en forma de homenaje para la artista de Chipiona que para el próximo 11 de Mayo se va a celebrar en Sevilla, con el nombre de “Mujeres cantan a Rocío Jurado”.
Inicialmente, el acto se iba a cancelar pero no es así, se mantiene su celebración para el próximo mes con la excusa de rendir homenaje a la considerada más grande por su participación en la Expo de Sevilla en 1992.
El espectáculo, que va a contar con la participación de cantantes ilustres como Rosa López, Anabel Dueñas, Lorena Gómez, Robin Torres, Esperanza Fernández y María Terremoto entre otros, ha levantado y va a levantar una gran polvareda.
El escandalo consiste en que la venta de entradas tiene que ser necesariamente registrada con el DNI de cada comprador acompañado de su nombre lo que vulnera de manera clara y flagrante la Ley de protección de datos que trata de proteger el derecho al honor y a la intimidad personal.
No cabe duda que la gente, una vez conocida la noticia, está alucinado en redes porque no existe justificación a solicitar datos tan personales para la organización de un evento de estas características.
Todo espectáculo dirigido a la grandísima artista Rocío Jurado se justifica por sí mismo, lo que no tiene parangón es que se sobrepasen ciertas fronteras que afectan a la dignidad de la persona y que de alguna forma puede suponer el detonante para el ostracismo de Rocío Carrasco y su marido.