Raúl mandó callar al Camp Nou en 1999: el '7' se ganó a todo el madridismo

Raúl González marcó el 2-2 en el Camp Nou en 1999 y lo celebró mandando callar a toda la afición del Barça

Raúl mandó callar al Camp Nou en 1999: el '7' se ganó a todo el madridismo
Raúl mandó callar al Camp Nou en 1999: el '7' se ganó a todo el madridismo

El Real Madrid se enfrentó al Barcelona el 13 de octubre de 1999 en el Camp Nou. Ese partido, que terminó con 2-2 en el marcador, siempre será recordado por la celebración de Raúl González.

El mítico '7' abrió el marcador en el minuto 26 pero el FC Barcelona logró remontar gracias a los goles de Rivaldo (28') y Luis Figo (49'). La afición culé celebró por todo lo alto los dos tantos pero se llevó un chasco en el tramo final.

El Real Madrid le pone un único 'pero' a la operación Brahim

Raúl González volvió a aparecer en el minuto 86 picando el balón por encima del guardameta del Barcelona para poner las tablas en el electrónico. Estaba desatado y lo celebró poniéndose el dedo en la boca y mandando callar al Camp Nou.

La imagen del delantero del Real Madrid mandando callar a la afición del equipo rival dio la vuelta al mundo en cuestión de minutos y, a día de hoy, sigue recordándose ese momento.

Se ganó al madridismo

Visitar el Camp Nou nunca ha sido tarea fácil para el Real Madrid. La afición del Barça siempre ha apretado mucho cuando su equipo se ha enfrentado al cuadro merengue y para sacar algún punto de la Ciudad Condal había que hacer un partido casi perfecto.

Raúl González llevaba toda la segunda parte de aquel encuentro buscando el tanto del empate sin suerte. Por eso, cuando llegó, soltó todo lo que tenía guardado dentro y lo expresó en una celebración de la más polémicas.

Además, el partido se había convertido en una auténtica batalla, con entradas muy duras y con varias acciones polémicas que el árbitro resolvió a favor del FC Barcelona.

Fue muy criticado por la afición del Barcelona. Sin embargo, los hinchas del Real Madrid aplaudieron y felicitaron a Raúl González por silenciar el estadio del eterno rival tras un gol de tan bella factura.