Raphael, que sigue en pie y está cerrando de forma sobresaliente una carrera espectacular, tiene un problema de ego y este hecho trasciende cada vez que concede una entrevista. El jienense no aguanta las preguntas sobre su exprimida ambigüedad sexual.
Manuel Jabois y Verónica Puertollano lo han entrevistado para la revista Jot Down y Raphael tiró del autobombo habitual para hablar de sí mismo: "Cincuenta y cinco años de trabajo constante son un argumento demoledor. Rompe todas las dudas que pueda haber sobre mí: hay que rendirse a la evidencia. Este señor sigue ahí, está ahí, está mejor de voz de lo que nunca ha estado. También yo juego con ventaja. Normalmente, cuanto mayores son los artistas, mejores son. Pero hay una cosa que les falla: la fuerza. Y yo, por las circunstancias de la vida, tengo la de un chaval de treinta años".
El intérprete del 'Tamborilero' demuestra que no tiene abuela: "Al principio de mi carrera se me brindó la posibilidad de cantar en muchos idiomas, y todos mis discos se grababan en varios, hasta que un día dije: basta. Basta, porque esto es un esfuerzo idiota. Si la gente quiere oírme, que sea en mi lengua. Y, efectivamente, porque la gente me entiende. Es más: muchas veces, cuando salgo al teatro, soy muy dado a fantasear cantando y a decir letras que no son. Trocitos. Bien porque me haya confundido o bien porque me apetece".
Su vida privada
En Jot Down le preguntaron sobre su vida privada y Raphael estalló:
¿Cómo resistió a las primeras fans?
Las tengo, y nuevas.
La primera vez choca.
A las chicas siempre les gustan los chicos más mayores, que los jovencitos no saben de nada.
¿Y torea o se deja torear?
A ti qué te importa. [Risas] Yo he venido a hacer una entrevista, no a contar mi vida. A los veinte años yo estaba muy preocupado con mi carrera. Siempre he puesto por delante mi carrera, por encima de las demás cosas.