Carlota Corredera se ha convertido en una de las apuestas seguras de Telecinco a la hora de presentar cualquier formato, a pesar de que 'Hormigas Blancas' no esté pasando por su mejor momento dentro de la programación de Mediaset.
Tal es su relevancia en el plató, que su ausencia, durante un mes, se ha notado y mucho, ya que la audiencia no ha dudado en especular sobre su asiento vacío en las redes sociales.
Algo que la ha obligado, a su vuelta, a explicar la razón de su ausencia: y es que la presentadora ha decidido someterse a un retoque estético muy habitual entre sus compañeros de plató: se ha puesto carillas en sus dientes, presentando ahora una blanca y radiante sonrisa.
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"Gracias a Atelier Dental Madrid y a Oscar González por mi nueva sonrisa" ha comentado la presentadora en Instagram "y no, no es publicidad, es gratitud y satisfacción".
Un retoque que, según los precios de mercado, podría haberle costado cerca de 9.000 euros; y es que, cada carilla está valorada en unos 600 euros; sólo con la parte superior de la dentadura (14 piezas), la presentadora de Telecinco habría pagado cerca de 9.000, desconociéndose si ha repetido el proceso en la parte inferior.
A las redes sociales no les convence su sonrisa
A pesar de que la presentadora está encantada con su nueva sonrisa, muchos de sus seguidores han criticado el retoque estético, asegurando que queda de lo más "artificial".
"Que manía con poneros los dientes tan blancos los de la televisión" se ha lamentado un usuario anónimo. Sin embargo, otros han alabado la nueva imagen de la presentadora... y otros no se han dado cuenta aún del cambio radical de Carlota Corredera. "Algo te has hecho" notifican en los comentarios de Instagram.
Pero lo que más preocupa al entorno de la presentadora es su situación financiera. Según publicaba recientemente la revista Lecturas, Corredera se encuentra en serios apuros económicos, teniendo serias dudas de s puede hacer frente al pago de su hipoteca, de 250.000 euros.
Una dificil situación en la que sorprende el brutal gasto, de 9.000 euros, que podría haber hecho en arreglar su sonrisa meramente por cuestión estética, y que podrían hacer que acabara declarándose en bancarrota, y sin motivos para sonreír.