Los veterinarios han confirmado que Aníbal estaba lo suficientemente estable para cortarle esa maraña de pelos y bañarlo.
El peluquero apenas creía lo que veía… nidos de garrapatas… y garrapatas hinchadas con la sangre de Aníbal.
Tenía las uñas tan largas que se le clavaban y le impedían caminar.
¡Ahora que se siente más cómodo, continúa en tratamiento… y sigue necesitando ayuda, hasta recuperarse y que lo puedan adoptar.