Labios, mentón, pecho y dedos son las partes del cuerpo humano más sensibles al frío.
En cambio, las partes del cuerpo con una mayor sensibilidad al calor son la punta de los dedos, los codos y la nariz.
Sin embargo, ninguna de estas partes alcanza la sensibilidad que posee el cerebro, que necesita tener constantemente una temperatura de 37º centígrados para funcionar con normalidad.
Termorreceptores
El cuerpo humano tiene unas terminaciones nerviosas ramificadas por las capas de la piel de la dermis y la epidermis.
Dichas terminaciones reciben el nombre de ‘termorreceptores’ y son los que reciben y detectan los cambios de temperatura que se producen en el entorno.
Los ‘termorreceptores’ son capaces de distinguir variaciones de solo 0,001º centígrados.