En realidad, los dedos de los pies no tienen una función específica para el ser humano.
Solo los dedos gordos son básicos para poder mantener el equilibrio cuando estamos erguidos sobre las dos piernas.
El resto de los dedos no tienen una gran influencia a la hora de andar.
Lógicamente, si una persona pierde los dedos de los pies tendría dificultades a la hora de moverse por la falta de costumbre, pero únicamente el pulgar se puede considerar imprescindible en este aspecto.
El resto de los dedos solo facilitan el apoyo.
Una consecuencia evolutiva
Por estos motivos, podemos decir que los dedos de los pies son simplemente una consecuencia evolutiva de los apéndices digitales con los que algunos simios y monos se agarran a los árboles y sujetan objetos.
Dichos órganos se han ido adaptando a las necesidades del ser humano, un proceso de adaptación que principalmente concluyó hace alrededor de 10 millones de años.