Los contínuos, y cada vez más graves, incidentes en la capital ecuatoriana han provocado que el gobierno de Lenín Moreno haya tomado la decisión de imponer a sus ciudadanos un toque de queda desde la primera hora de la tarde de este pasado sábado.
Esta decisión va acompañada de la militarización total de las calles de Quito, las cuales sólo podrán ser transitadas con un salvoconducto.
"El toque de queda facilitará la actuación de la fuerza pública frente a los intolerables desmanes de violencia" - ha afirmado el residente Moreno en su cuenta de Twitter - "Ciudadanos, de esto vamos a salir juntos".
Ni un momento de respiro
A pesar de que la comisión política de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conale) decidiese "participar en el diálogo directo con Lenín sobre la deroga o revisión del decreto 883 (eliminación de las subvenciones a los combustibles)", esto no parece haber enfriado las revueltas en la capital de Ecuador.
Un grupo de radicales e infiltrados asaltaron la sede de Contraloría, donde se investigan los casos de corrupción de la década de Rafael Correa. El humo del incendio consiguió destruir muchos de los documentos del Departamento de Caución, pruebas relevantes de la corrupción. (El terrible vídeo que muestra las imágenes de las torturas en la Venezuela de Maduro)
Más tarde, varios ataques se sucedieron contra los medios de comunicación, siempre en el punto de mira del correísmo, lllegando a sufrir graves ataques. En especial, 'El Comercio' y 'Teleamazonas'.
El presidente de Ecuador ya ha centrado públicamente las acusaciones de estos actos vandálicos a tres grupos radicales: narcotraficantes, correístas y miembros de los Latin Kings.