Una de las prácticas sexuales más conocidas de la cultura oriental es el llamado carrete filipino.
El carrete filipino se hizo famoso, como su propio nombre indica, en los burdeles de Filipinas.
Llegó a España gracias a la leyenda urbana que cuenta que los filipinos son muy buenos en lo que a sexualidad se refiere.
¿En qué consiste el carrete filipino?
La psicóloga especializada en sexualidad y fetichismo Arola Poch explica que el carrete filipino "consiste en atar un cordel o hilo a la base del pene y apretar con firmeza para constreñirlo, alargando así el tiempo de erección e intensificando la sensación de eyaculación”.
El único objetivo del carrete filipino es que los hombres disfruten mucho más del coito.
“El cordel o hilo ha de atarse de forma suave cuando el pene esté erecto para jugar con la intensidad del nudo y, como durante el coito se aprieta más, el nudo se desata y se libera la eyaculación”.
El principal consejo es que el hilo no sea muy fino para que no se rasgue el pene.
Coito, sexo oral o masturbación
La práctica sexual del carrete filipino se emplea fundamentalmente en el coito, aunque también es apta para el sexo oral o la masturbación.
Mismo proceso: “Atar la cinta cuando hemos conseguido una erección, seguir estimulando para mantener la excitación y desatar la cinta en el momento de la expulsión del semen”.
Controlar los tiempos, clave: "Al oprimir el pene en el momento adecuado podemos cortar la eyaculación", explica Poch.
De este modo, se mantiene la excitación sin liberar el semen y alargar el tiempo de eyaculación: "Cuando lo liberemos, la eyaculación puede sentirse más potente al haberla contenido", sentencia la psicóloga experta en sexualidad y fetichismo.