El autoritarismo se entiende como una forma de poder estatal que está basado en la autoridad incondicional de un sujeto gobernante. Dicho sujeto puede estar representado por un político, por un grupo o por una organización.
Este tipo de poder se basa en la autoridad carismática tradicional, racional o irracional del portador del poder. También por su capacidad para retener el mandato y atraer seguidores. El sujeto tiene facultades amplias o exclusivas de poder, e incluso ilimitadas, actuando como jefe de Estado.
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El régimen político que está basado en el autoritarismo limita significativamente o excluye por completo las instituciones de democracia representativa y electiva, las libertas políticas y la participación cívica en la gobernanza. A menudo va de la mano de la dictadura.
Las características del autoritarismo
- Autocracia: la concentración del poder estatar se encuentra en manos de una persona o de un grupo de personas. Es la primera característica de todos los regímenes políticos autoritarios.
- Monopolización del más poderoso: se implementa una política que excluye la competencia política, lo que se traduce en que no hay oposición ya que esto supone una amenaza real para el sujeto gobernante.
- Restringir o limitar los procedimientos democráticos: el nombramiento de representante políticos no se hace a través de unas elecciones libres sino que son las altas esferas del gobierno los que los designan.
- Restricción del principio de separación de poderes: en los autoritarismos existe un dominio de las autoridades ejecutivas junto con una disminución del rol de los órganos representativos y su sustitución por instituciones autoritario-burocráticas. También destaca la falta de control y rendición de cuentas de los poderes públicos.
- Falta de garantías: en los autoritarismos, los derechos y libertades de los ciudadanos no están garantizados aunque los gobernantes los hayan proclamado.