A contrarreloj. ERC y JxCat han conseguido cerrrar un preacuerdo para formar Gobierno en Cataluña apenas 9 días antes de la fecha límite, evitando, por el mínimo, volver a celebrar elecciones en la autonomía catalana.
Un acuerdo que recuperará, con pequeños cambios, la estructura política del Govern catalán de los últimos diez años, en los que los dos partidos independentistas mayoritarios han gobernado en coalición, cambiando esta vez las torna, y convirtiéndose el candidato de ERC en Presidente de la Generalitat, y manteniéndose Junts en las Vicepresidencias.
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Así pues, Pere Aragonès será investido president de la Generalitat en los próximos días; un cargo que, sin embargo, apenas podrá desarrollar de manera autónoma: y es que el republicano se convertirá, de forma interna, en la marioneta de Oriol Junqueras, quien controlará el Govern desde la prision de Lledoners.
Una intervención desde la penitenciaría que también se ha producido durante las negociaciones con JxCat, siendo el republicano preso una de las piezas fundamentales para el acuerdo entre los partidos.
Puigdemont, 'vicepresidente' de Economía y Hacienda
Si bien Oriol Junqueras será la mano en la sombra que guíe los pasos de Aragonès durante su mandato, Carles Puigdemont hará lo propio con los suyos; especialmente, con Elsa Artadi, que se ha convertido en el paladín por excelencia del fugado de Waterloo.
Y es que Artadi será nombrada, scon toda probabilidad y según el 'reparto de cartas' pactado en el Govern, la nueva responsable de la Vicepresidencia de Economía y Hacienda, algo que permitirá a Puigdemont tener el control sobre las arcas públicas y la financiación del Govern.
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Además, Puigdemont podrá tener así acceso a la distribucion de los fondos europeos, debido a que, con su Vicepresidencia, Artadi asumirá la distribución de los mismos, en cuanto Europa de el OK a los planes económicos propuestos por Pedro Sánchez.
Millones de euros que no sólo serán distribuidos a merced de las amistades de Puigdemont, sino que podrían verse 'derivados' a organismos de intereses independentistas para el de Waterloo, como su Consell per la República, sediento de financiación desde hace meses.