"El Estado no cederá y no respetará el derecho de autodeterminación del pueblo de Cataluña, y no se sentará a negociar si no se le fuerza a hacerlo".
Así se pronunciaba el fugado Carles Puigdemont en la ponencia estratégica aprobada por JxCat este pasado domingo, llamando a la desobediencia civil.
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Eso sí, el ex president de la Generalitat ha señalado que, para que esta vía de desobediencia sea "verdaderamente eficaz", no sólo debe tener un carácter "democrático, pacífico y no violento"... sino afectar a la economía española.
"Es imprescindible afectar a los intereses económicos del Estado español" ha asegurado Puigdemont "La palanca económica es fundamental para que la confrontación pacífica con el Estado español sea realmente exitosa".
Algo para lo que el ex president espera contar, según apunta El Confidencial, con los "ciudadanos y trabajadores públicos" a los que, nuevamente, ha pedido hacer "sacrificios personales y patrimoniales".
Es decir, Puigdemont abre con este enfrentamiento con el Estado español una nueva veda para que sus seguidores independentistas donen dinero a su proyecto particular de independencia, ya sea a través del Consell per la República o la nueva plataforma que él mismo gestionará, el Fondo de Protección para los Defensores de la República.
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Una idea que, sin embargo, no ha tenido grandes apoyos dentro de los nuevos afiliados a JxCat.
Sólo un centenar de afiliados apoyan las ideas de Puigdemont
La ponencia estratégica, que marcará la ruta a seguir a partir de ahora por JxCat ha sido, según sus líderes, todo un éxito, habiendo obtenido un 96,59% de los votos a favor de los militantes.
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Sin embargo, esta cifra no es completamente válida: y es que, de los 4.100 militantes que tiene actualmente la formación de Puigdemont, solo "un 27% de las personas afiliadas al partido participó en el último tramo de las votaciones".
Esto implica que la hoja de ruta, y el documento estratégico presentado por el expresident, apenas obtuvieron el 'Sí' de un centenar de militantes de la formación.