Carles Puigdemont, ex presidente de la Generalitat de Cataluña, quiso aprovechar los momentos más álgidos del 'procés' para meter al FC Barcelona en la lucha por conseguir la independencia de Cataluña aunque a través de una serie de contratos fantasma para obtener financiación.
El Barça es un equipo que siempre se ha posicionado más del lado de la independencia que del unionismo y Carles Puigdemont no tuvo dudas a la hora de ponerse en contacto con la directiva blaugrana para obtener la financiación necesario para llevar a cabo el 1-O.
Según El Mundo, los dispositivos intervenidos por los Mossos d'Esquadra a algunos ex dirigentes de la entidad culé se han incorporado al sumario del Barçagate y se han encontrado algunas informaciones directamente relacionadas con el 1-O.
Los separatistas ansiaban a potencia publicitaria y económica del FC Barcelona e intentaron ponerla al servicio del separatismo para convertir al club presidido actualmente por Joan Laporta en una caja de financiación alternativa del golpe previsto para octubre de 2017.
Tiempo antes del 1-O, miembros de la Plataforma Pro Selecciones Deportivas Catalanas se presentaron ante el ex presidente azulgrana Josep María Bartomeu exigiendo la creación de varios puestos ficticios, con sueldos de altos directivos aunque esas personas no pisarían las instalaciones del club.
Los miembros de la Plataforma Pro Selecciones Deportivas Catalanas, que dijeron hablar en nombre de Carles Puigdemont, instaron a Bartomeu a contratar los servicios de ciertas empresas que iban a desempeñar trabajos logísticos para el procés.
Contratos fantasma y facturas falsas
Estas empresas iban a girar facturas al Barça simulando que trabajaban para el club cuando en realidad estaban ligadas al 'procés'. Asimismo, estos emisarios pretendían que el Barça de Bartomeu aportara 2,6 millones de euros "por patriotismo", para sufragar la multa a la que había sido condenado Artur Mas por desobediencia.
Josep María Bartomeu se negó en rotundo a aceptar la propuesta del separatismo catalán y comenzó su declive como presidente azulgrana. El independentismo catalán comenzó a promover la candidatura de Joan Laporta, que actualmente se encuentra al frente de la directiva del equipo entrenado por el también separatista Xavi Hernández.
El separatismo confiaba en que el Barcelona, que es más afín al independentismo, les tendiese la mano para financiar un golpe de Estado con el que separarse de forma definitiva del resto del país. La estrategia no les salió como esperaban y actualmente siguen buscando la fórmula para separarse de España.